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Sandra Amaya | Cuando el alma habla en colores
Artículo de Sandra Amaya. Médica y Artista colombiana. El arte como medio de expresión y sanación. Hoy entiendo que el arte también salva. Porque crea espacio. Porque da permiso. Porque nos permite ser vulnerables, caóticos, humanos. Y en ese lugar, comienza la verdadera sanación.
Sandra Amaya
4/15/2025


Cuando el alma habla en colores: el arte como lenguaje de sanación
Por Sandra Amaya – Médica y Artista
Cuando el dolor no se puede soportar o comprender, cuando la alegría y el gozo no caben en un discurso, cuando el alma clama por hablar o expresarse... lo hace a través del arte.
Mucho antes de que la pintura llegara a mi vida, mi camino era otro: la medicina. El estudio del cuerpo, el cuidado del otro, la ciencia del sanar. Ahí creí encontrar mi vocación, mi lugar. Y durante años, la medicina fue mi forma de dar lo mejor de mí.
Pero había algo más.
El encuentro: Una revelación
Algo que no encontraba su voz en las palabras clínicas. Algo que se agitaba en el pecho cuando el cuerpo estaba sano, pero el alma… no.
Un susurro interior, una necesidad de expresión que no se curaba con fórmulas, sino con sensibilidad.
Fue entonces cuando el arte apareció. No como una actividad, ni como un pasatiempo, sino como un encuentro. Una revelación.
La pintura me enseñó que sanar no siempre es cerrar una herida.
A veces, sanar es abrir el alma y dejarla hablar a través del arte.
El arte abstracto no representa lo que vemos, sino lo que sentimos.
En él no hay certezas, solo emociones puras: intuición, caos, silencio, movimiento, luz, sombra. Cada trazo nace desde adentro, sin filtros.
Y cada cuadro es una parte de mi alma que decidió mostrarse sin miedo.
En mis obras no busco agradar. Busco resonar.
Que quien mire se encuentre con algo suyo. Que el color toque una fibra. Que la textura despierte un recuerdo, una emoción, una verdad escondida.
La maravillosa magia del arte: Transformación
El arte tiene esa magia: no explica, transforma.
A veces me preguntan si extraño la medicina.
La verdad es que nunca la dejé.
Solo cambié de herramientas. Cambié el estetoscopio por el pincel, el bisturí por el color.
Pero sigo sanando. Ahora desde otro lugar.
Hoy entiendo que el arte también salva.
Porque crea espacio. Porque da permiso.
Porque nos permite ser vulnerables, caóticos, humanos.
Y en ese lugar, comienza la verdadera sanación.
Gracias por mirar mi obra con el corazón.
Gracias por permitir que mi alma hable, a través de ella, contigo.
— Sandra Amaya
www.amayaart.com